La Furia nació en el 83. Desde niña tenía una visión combativa, luchadora y feminista. Es decir, que era una chica lista. Pero además, tenía un profundo sentido artístico (muchos dirían poético) de la vida, de sus vivencias… Y la eclosión de todo esto dio como resultado un fenómeno en ebullición que tuvo que inventar espacios y experiencias. Porque no, no había lugar para el rap de mujeres. Así que La Furia, la que conozco yo, nació en 2013 con un disco salvaje, «No hay clemencia» que tuvo que inventar sus propios códigos, después de atreverse a actuar en escenarios donde nunca había habido mujeres.
Hablaba de incomprensión, de anarquía, de feminismo, de rabia deshilvanada en rimas certeras e hirientes.
Ahora La Furia vuelve, sin haberse ido jamás, y ha parido un «Vendaval» mucho más trabajado aunque igualmente combativo.