Un médico acusado de homicidio, un jurado formado por miembros del público y una pantalla. Ésta es la puesta en escena de una obra que plantea un debate profundo sobre la eutanasia. Como dice el propio Dr. Hourmann, el personaje protagonista, “si queremos vivir bien, ¿por qué no podemos morir bien?”.
La obra alterna la narración de los hechos por los que el Dr. Hourmann fue condenado con episodios de su propia vida en su Argentina natal. ¿Pudo influir su experiencia vital en la decisión de practicar la eutanasia a una paciente?
“Sí, yo lo hice. Yo tomé la decisión, llené la jeringuilla y apreté el émbolo. Yo inyecté el cloruro potásico. Provoqué la muerte porque creo en la vida”, confiesa el personaje en el juicio.
¿Qué le hizo actuar así aquella noche? ¿Una persona puede decidir cuándo y cómo morir? ¿Qué haríamos nosotros ante la llegada irreversible de la muerte?
Nueve miembros del público elegidos al azar estarán junto a él sobre el escenario. Ellos se convertirán en el jurado popular del juicio que nunca tuvo. Y ellos dictarán sentencia.