Un espectáculo ritual nacido del quejío y la sombra; del desgarro y el verbo lorquiano de la cueva donde habitaban las sombras y la tierra henchida de recuerdo y sangre; donde Lorca muta en mujer; donde Yerma pervierte su útero; donde Lorca se encuentra, entre sueños y razones, pariendo un imposible.

Un trabajo insólito donde se imbrican la danza, el teatro y el cante jondo en un mar de metáforas y ritmos donde el espectador obtiene una revelación, introducirse en la sombra, habitar en la erótica transformación de una realidad elevada al sueño.

Un impacto, una liturgia, un montaje donde hablamos de imposibilidad, y de amor, cómo no, de ese amor que posee quien se sabe perdedor.