Un espectáculo de danza en que los juguetes y trastos abandonados en el desván cobran vida, buscan nuevas oportunidades y hacen de sus defectos virtudes. Un canto a la diversidad, a la solidaridad y al espíritu de superación.
Zaquizamí era el nombre de los espacios donde se guardaban los objetos en desuso. El de esta historia está en el fondo del pasillo: tiene tres estanterías mal puestas, una puerta con cerrojo y llave y un enchufe que no funciona...